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La Importancia de la neuroafirmación en el autismo

Updated: Nov 11, 2024

Por Dra. Larissa Guerrero Alvarez

 

La neuroafirmación es la postura que celebra y respeta la diversidad neurológica como algo natural y bueno en sí mismo, en lugar de considerarla un defecto o una enfermedad que necesita ser curada. Este concepto se enmarca dentro del paradigma de la neurodiversidad, que aboga por reconocer que las diferencias neurobiológicas, como el autismo, el TDAH, la dislexia y otras, son variaciones naturales del cerebro humano. La neuroafirmación promueve la aceptación de estas diferencias y la creación de entornos que no sólo son inclusivos, sino que también valoran las contribuciones únicas de las personas neurodivergentes.


La neuroafirmación es una herramienta poderosa para transformar la manera en que la sociedad percibe y trata a las personas autistas. Este enfoque va más allá de la mera concienciación, ya que la concienciación por sí sola no garantiza los derechos de las personas neurodivergentes. La neuroafirmación sostiene que las personas poseemos diferencias en nuestras habilidades y en la manera de interactuar con el mundo, diferencias que no deben ser vistas como déficits que necesiten ser corregidos. Al adoptar un enfoque neuroafirmativo, se promueve la inclusión, se reduce el estigma, se mejora el bienestar general y se fomenta la autoaceptación y el empoderamiento de las personas neurodivergentes. Este cambio de paradigma no sólo beneficia a las personas autistas, sino que también enriquece a toda la sociedad creando comunidades más comprensivas, equitativas y saludables donde todos podemos prosperar y ser reconocidos por quienes somos realmente.


Además, la neuroafirmación se practica también desde uno mismo, lo que implica la aceptación y afirmación de la propia neurodivergencia. Este proceso comienza con el reconocimiento de que nuestras diferencias neurológicas no son fallas ni déficits, sino aspectos naturales de quienes somos. Al aceptar y celebrar nuestras identidades neurodivergentes, fomentamos un sentido de orgullo y autovaloración. Esta autoaceptación es importante, ya que nos permite vivir auténticamente y sin vergüenza, reconociendo nuestras fortalezas y desafíos como partes integrales de nuestra identidad. Practicar la neuroafirmación desde uno mismo también nos capacita para abogar por nuestros derechos y necesidades, y nos anima a compartir nuestras experiencias y perspectivas con los demás. Al hacerlo, no sólo fortalecemos nuestra propia autoestima, sino que también contribuimos a un cambio cultural más amplio hacia una sociedad que valora y respeta la diversidad neurológica. La neuroafirmación, en efecto, empodera y eleva la autoestima ayudándonos a sentirnos valorados y comprendidos. Al reconocer y afirmar nuestras diferencias, este enfoque nos permite vivir con mayor confianza y autonomía. La neuroafirmación promueve entornos inclusivos y adaptados, donde las necesidades y fortalezas individuales pueden ser reconocidas y validadas.


En contraste, el enfoque patologizante del autismo considera las características autistas como defectos o trastornos que deben ser sanados o eliminados, lo que lleva a la disminución de nuestro autoconocimiento y a una sensación de ser inadecuados e insuficientes. Este enfoque pone énfasis en las dificultades y busca ajustar a las personas neurodivergentes a moldes neurotípicos, lo que es perjudicial para nuestro bienestar emocional y mental. Por el contrario, la neuroafirmación al valorar la diversidad neurológica como una parte integral y positiva de la humanidad, logra promover la adaptación de los entornos y el desarrollo de apoyos que nos permitan prosperar según nuestros propios términos y necesidades. La neuroafirmación promueve la autodefensa y la autodeterminación, proporcionando a las personas neurodivergentes las herramientas necesarias para comprender y defender nuestros derechos, así como para tomar decisiones informadas y autónomas sobre nuestras vidas. En última instancia, la neuroafirmación busca construir una comunidad en la que todas las personas, independientemente de sus diferencias neurológicas, podamos sentirnos orgullosas y alcanzar nuestro máximo potencial.


La neuroafirmación contribuye significativamente a reducir el estigma asociado con las “condiciones” neurológicas. Al alejarse de la perspectiva patologizante y resaltar las capacidades y contribuciones de las personas neurodivergentes, promueve una visión más positiva y equilibrada, lo que ayuda a combatir la discriminación y desafiar los estereotipos negativos, fomentando una mayor comprensión y aceptación en la sociedad. Además, la neuroafirmación anima a las personas autistas a compartir nuestras experiencias y perspectivas, lo que enriquece el diálogo público y sensibiliza a la comunidad sobre la verdadera naturaleza y experiencia del autismo. A través de la neuroafirmación se hace posible una cultura, comunicación e identidad autista auténticas, donde las personas podemos expresarnos y ser tal como somos, sin el peso de la estigmatización o la marginación.

 

La neuroafirmación promueve una mejor accesibilidad para las personas neurodivergentes, asegurando que recibamos un trato adecuado por parte de profesionales de la salud capacitados en este enfoque. Estos profesionales están comprometidos en comprender y aceptar nuestra diversidad, alejándose de posturas capacitistas e invalidantes. Este enfoque incluye la promoción de terapias basadas en la afirmación de la neurodiversidad, que se centran en aceptar y valorar la neurodivergencia de cada persona en lugar de intentar "corregir" comportamientos para ajustarlos a normas neurotípicas.


Por otra parte, es necesario que las paternidades y los cuidadores adopten un enfoque neuroafirmativo en beneficio de las personas autistas. Esto implica comprender y respetar las formas de procesamiento sensorial, comunicación y socialización que pueden diferir del estándar neurotípico. Al hacerlo, se crea un entorno más comprensivo y solidario que promueve el bienestar y el desarrollo positivo de las personas autistas. Adoptar un enfoque neuroafirmativo implica reconocer y valorar las fortalezas y habilidades únicas de cada persona autista, en lugar de centrarse en adaptar sus diferencias para que se ajusten a las expectativas sociales convencionales. Además, implica ajustar las prácticas educativas, de crianza y de atención médica para el apoyo de las necesidades individuales de las personas autistas, proporcionando ajustes y recursos que fomenten la autonomía y autodeterminación desde una temprana edad.


Como adultos autistas, es fundamental adoptar un enfoque neuroafirmativo y dejar de aspirar a ser "normales". Esto implica aceptar y celebrar nuestra neurodivergencia en lugar de tratar de encajar en estándares neurotípicos. Al hacerlo, cultivamos un sentido de autoaceptación y autenticidad que nos permite vivir de manera más plena y satisfactoria. Buscar la "normalidad" puede llevar a una constante sensación de insuficiencia y estrés, al tratar de ajustarnos a expectativas poco realistas. En cambio, al abrazar nuestra neurodivergencia podemos reconocer y potenciar nuestras fortalezas, presumir competencia de nosotros mismos, lo que nos permitirá desarrollarnos y contribuir de manera significativa. Ser neuroafirmativos nos brinda la libertad de ser quienes realmente somos, sin sentir la necesidad de enmascarar y ocultar o cambiar nuestra naturaleza auténtica para adaptarnos a estándares arbitrarios.


Debemos trascender de un pensamiento patologizante hacia un pensamiento neuroafirmativo, y esto incluye el uso de un lenguaje que respalde puntos de vista y resultados positivos para garantizar el respeto, la validación y el contacto con nuestra autenticidad. El lenguaje neuroafirmativo promueve un sentido de autoestima y empoderamiento, fomenta la comprensión y el apoyo por parte de los demás. Es esencial traducir el lenguaje médico, que históricamente ha tendido a estigmatizar y deshumanizar a las personas autistas, a un lenguaje que afirme nuestra identidad y valore nuestra comunidad y cultura. Ser neuroafirmativos nos ayuda a saber que tenemos un sitio en este mundo, a entender que nuestras experiencias tienen una respuesta y una razón de ser. Esto, a su vez, nos facilita el autocuidado y nos permite estar en paz con nosotros mismos. Al hacerlo, cultivamos un ambiente de inclusión y respeto donde todos podamos sentirnos reconocidos y valorados por quienes somos realmente.


En conclusión, la neuroafirmación es la vía para transformar la manera en que la sociedad percibe y trata a las personas autistas. Al adoptar un pensamiento neuroafirmativo, se promueve la inclusión, se reduce el estigma, se mejora el bienestar general y se fomenta la autoaceptación y el empoderamiento de las personas neurodivergentes. Este cambio de paradigma no sólo beneficia a las personas autistas, sino que también enriquece a toda la sociedad, creando comunidades más comprensivas, equitativas y saludables donde todos podremos prosperar.

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